Soplando - por Omar Álvarez

Soplando - por Omar Álvarez

Soplarás. Fuerte y vibrante, amenazante, inasible y distante. Intimidante y voraz. Soplarás.

Querrás quitarme la energía, me pondrás de mal humor, me arrinconarás.

Como en una pelea sucia, tirarás polvo a mis ojos, me sorprenderás en una esquina, me desestabilizarás.

Cuando vaya de frente, me harás resistencia, y cuando me empujes por la espalda, me acelerarás. Te impondrás.

Molestarás a muchos otros, sumando malestar. En tu soberbia de gigante, arquetipo de semidiós, pasarás soplando y soplando. No nos verás.

Generarás esa estática perversa, que nos aísla del suelo, pero al contacto con el metal, una chispa diminuta, casi invisible, saldrá de nuestros dedos, para descargar electricidad. Dolerá.

Y cuando algún día, casi agotado, como ya me ha pasado, con coraje, te enfrente, y te grite: “¡no te aguanto! ¿Vas a terminar?”, en una distracción de tu ser inmutable, habilitarás tu oído de viento, y te dirás a ti mismo: “me pareció oír algo diminuto, quizás una ameba, quizás un gusano… pero tenía voz. Si tiene voz, tiene soplo, y si tiene soplo soy yo. ¿Habré engendrado un hijo o una hija? ¿Comprenderá mi dignidad y su dignidad?” Y sonreirás…