Hesperidina: sus orígenes

Hesperidina: sus orígenes

Buenos Aires tenía apenas 140.000 habitantes, y el barrio de Flores era prácticamente un suburbio. La “Reina del Plata” comenzaba a recibir los primeros contingentes de una ola inmigratoria que terminaría por poblar todo el país.

Una mañana de octubre de 1864, los porteños se encontraron con una intrigante sorpresa: la leyenda “Hesperidina” estaba pintada en las aceras de la ciudad.

Durante los dos meses siguientes, el misterioso nombre continuó apareciendo en distintos puntos, sin que nadie pudiera descifrar su significado. Las versiones crecieron junto con la curiosidad de la gente.

El 24 de diciembre, víspera de Navidad, un aviso vertical en el diario “La Tribuna” de Buenos Aires develó la incógnita, anunciando los locales donde se podía comprar Hesperidina. El público que se abalanzó sobre los negocios, pudo comprobar que se trataba de un “bitter estomacal, preparado a partir de la corteza de naranjas amargas”.

A pocos meses de su lanzamiento. Hesperidina, impulsada por una intensa campaña promocional de todos los diarios de la época, en cuyos avisos se resaltaban las virtudes del producto, ya era todo un éxito.

Cuando en 1865 estalló la Guerra de la triple Alianza, casi de inmediato surgieron versiones que hablaban de un extracto de naranjas amargas que en los hospitales de campaña se administraba a los soldados enfermos, quienes experimentaban una notable mejoría.

Al margen de la anécdota, lo concreto fue que a dos años de su lanzamiento Hesperidina ya se había convertido en la bebida más popular entre los porteños y en todo el país.

Claro que el éxito trajo también consigo numerosos intentos de imitación. La respuesta de Hesperidina no se hizo esperar; la estrategia publicitaria – tema en el que también fue una auténtica pionera-, incluyó en todos los avisos severas advertencias al público consumidor sobre la autenticidad del producto. “¡Cuidado con el Engaño!”, se aconsejaba desde las páginas de los diarios y volantes distribuidos por toda la ciudad.

Marca Argentina N°1 

Pero hubo más hechos concretos. En 1867 se lanzo la novedosa botella barril, que continua hasta hoy y que llevaba una etiqueta exclusiva, registrada, que Melville Sewell B., creador de Hesperidina, encargó en la American Bank Note Company de Nueva York, una firma norteamericana especializada en la impresión de billetes de banco y valores.

Nueve años más tarde llegaría el instrumento definitivo: a instancia del propio Melville Sewell B. se creó, por ley, la Oficina Nacional de Patentes y Marcas. Y el 27 de octubre de 1876, como reconocimiento a su acción, se le otorgó a Hesperidina la Marca Registrada N°1.

 

Fuente: Viejo folleto de Hesperidina