El Secundario N° 9 cumple 50 años

El Secundario N° 9 cumple 50 años

Será el próximo 25 de abril. La historia lo recordará como el primer establecimiento del nivel en El Calafate. Esta nota refleja el inicio de ese recorrido.

Como sucede la mayoría de las veces en los pueblos pequeños, el desarrollo de las instituciones educativas se da de manera escalonada y progresiva.

Aquel caserío de los ’70 contaba con una escuela primaria, pero quienes egresaban, para cursar sus estudios en el siguiente nivel debían emigrar y los principales destinos eran Puerto Santa Cruz en esta provincia o Río Grande en Tierra del Fuego.

La población local crecía demográficamente y se hizo necesaria la creación de un secundario que les permitiera a todos continuar con su educación, no solo a aquellos cuyos padres podían enviarlos afuera.

Un grupo de vecinos, principalmente integrado por madres, comenzaron a reunirse primero y movilizarse después para tratar de conseguir el secundario para El Calafate. La iniciativa contaba con el acompañamiento de una persona que por aquel entonces tenía su peso específico en la comunidad: el Doctor José Formenti.

Los primeros encuentros derivaron en sucesivos viajes a Río Gallegos, centro de las decisiones administrativas y del gobierno provincial. Se viajaba cuando y como se podía, el parque automotor era reducido y los caminos de ripio alargaban las distancias por el tiempo que demandaba recorrerlos.

Una y otra vez se reiteraba el pedido, y finalmente el esfuerzo de la comunidad unida y comprometida dio sus frutos: un 25 de abril de 1973 se firmaba el Decreto de creación del colegio.

Con la decisión política asumida y el lugar de funcionamiento determinado (lo haría en el edificio de la escuela primaria a contra turno) había que comenzar a pensar en el plantel docente; en El Calafate no se contaba con profesionales idóneos para afrontar la nueva etapa que se avecinaba.

Desde el entonces Ministerio de Educación, hoy Consejo Provincial, se lanzó una convocatoria a profesores de todo el país para cubrir los cargos. Así llegaron en primera instancia Juan Argañaraz y Efraín Alvarado desde Catamarca y quien fuera la primera rectora, Laura Corral, oriunda de Buenos Aires.

Esos traslados requerían de un lugar donde vivir en un pueblito con pocas ofertas habitacionales, y fue el estado el que les facilitó viviendas o se hizo cargo del alquiler.

Paso a paso se lograban las metas pero siempre había algo por alcanzar, y en la sucesión de necesidades cobraron importancia el equipamiento y los insumos para ponerlo en marcha.

Así se conformó la tradicional Cooperadora del colegio impulsada y promovida por aquellos vecinos comprometidos que arrancaron el proceso y otros que se sumaron luego. Los docentes tampoco estuvieron ajenos a las diferentes iniciativas y se comenzaron a organizar peñas, festejos por el día de la tradición, principal fiesta del pueblo por aquel entonces, así se recaudaban fondos para solventar los gastos que demandarían esas inversiones.

En la localidad sus habitantes se convertían en protagonistas indispensables del accionar, pero desde la zona rural se sumaban sus pobladores que acudían a cada celebración ya sea para aportar sus animales a la jineteada o ser partícipes de las fiestas.

De esas actividades y las ventas gastronómicas en los eventos y fuera de ellos como las ferias de empanadas, surgieron los recursos para el equipamiento del cual aún hoy quedan vestigios en el edificio de la escuela primaria.

Si bien el secundario se creó en 1973, tuvo que esperar hasta 1991 para poder contar con su propio edificio, cuyas características perduran hasta la actualidad sin ampliaciones ni agregados. El rector de esa época era Efraín Alvarado, que cerraba el ciclo iniciado como profesor al comienzo de la historia.

En esos ambientes que recibieron miles de alumnos que hoy ocupan diferentes roles en esta misma comunidad o fuera de ella se celebrarán en poco más de un mes sus bodas de oro.

¡Felicidades!